Juan José Marcó del Pont, insigne carlista vigués

Juan José Marcó del Pont y Ángel (Vigo, 1766 - Saumur, 1848) fue un consejero de Estado de Fernando VII y Ministro de Hacienda de Carlos V, Caballero de la Real Orden de Carlos III y de Isabel la Católica, Maestrante de Ronda e Intendente de los Reales Ejércitos.

Escudo de armas de la familia Marcó del Pont

Hijo del comerciante catalán afincado en Vigo y posterior alcalde de la ciudad, Buenaventura Marcó del Pont y de Bori y nieto de Francisco Ángel y Díaz, Sargento Mayor del Ejército y caballero de la Orden de Santiago. Recibió una educación en atención a su estado de noble y se dedicó a la carrera militar y más tarde a los negocios de su padre en Madrid. Hermano de Ramón Genaro, Ventura Miguel, Francisco Casimiro, Joaquín, Juan Mateo, Manuel María, Ana Jacoba y María Magdalena Marcó del Pont y Ángel.

En 1794 fue enviado a México como Vista Principal de la Aduana en colaboración con el Marqués de Branciforte y Godoy, regresando a Madrid hacia 1800. Según el Archivo Histórico Nacional está probado que residió asimismo en Buenos Aires colaborando con los negocios de su padre de comercio entre la América española y la España peninsular.

Durante la invasión francesa de 1808-1814, su padre y él crean una fábrica de fusiles en el convento de Santo Domingo de Pontevedra para abastecer a sus compatriotas y participa activamente en las Cortes de Cádiz oponiéndose a la invasión francesa. A partir de 1815 la relación con S.M.C. el Rey Fernando VII es más fluida y se vincula de forma general a la monarquía en una relación que habría comenzado ya entre su padre y Carlos III. La familia Marcó del Pont financia la Regencia de Urgel, que reconoció a Fernando VII como rey legítimo en 1822 y financia asimismo la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823 para restablecer la Monarquía, dándole las gracias el duque de Angulema, hijo de Carlos X de Francia.

La enemistad hacia Manuel Godoy y el Marqués de Branciforte es manifiesta al no tolerar la colaboración con el gobierno invasor y no acepta en ningún momento la usurpación de José Bonaparte. Se produce un juicio entre los Marqueses de Branciforte, odiados por su colaboración con el gobierno invasor y los Marcó del Pont, que será publicado constantemente en la prensa entre 1820 y 1825 donde en todo momento S.M.C. el Rey Fernando VII interviene a favor del Ministro.

En 1824 Fernando VII le ofrece la secretaría de Hacienda pero rechaza el cargo y le recomienda a don Luis López Ballesteros, amigo de la familia Marcó del Pont, aunque aparece de forma regular en los Consejos de Ministros en categoría de Consejero de Estado efectivo y honorario.

En 1827 se le pretende vincular a la conspiración contra Fernando VII en territorios catalanes pero sale absuelto del proceso. En 1828 el Rey Fernando VII le pide que se haga cargo de la sucesión del trono del Infante don Carlos María Isidro lo que le lleva a considerar la derogación de la Pragmática Sanción como inaceptable y a apoyar la causa de Don Carlos.


En 1833 las circunstancias le obligan a un largo periplo por distintas provincias soportando todo tipo de calamidades a pesar de su avanzada edad y teniendo que dejar Madrid.

En 1838 aparece definitivamente consagrado como Ministro de Hacienda con S.M.C. Carlos V, ya que formó gobierno en parte con quienes habían servido a su hermano previamente y eran leales a su causa.

En 1839 doña Carlota de la Grúa-Talamanca y Godoy, marquesa de Branciforte y sobrina de Manuel Godoy, consigue apropiarse de la espléndida extensión de propiedades de los Marcó del Pont en Madrid, entre ellos la Casa-Palacio de Hortaleza, conocida más tarde como Palacio de Buenavista, por su enorme similitud con el Palacio de Buenavista de Cibeles donde residió su otrora conocido Manuel Godoy, y enormes extensiones de terreno en Hortaleza, Valdefuentes, Canillas donde tiene una finca lindando con la del General Palafox, Barajas, Rejas y Canillejas, todos distritos del este de Madrid. Esta apropiación se puede explicar básicamente por dos motivos: en el marco de las devoluciones a Manuel Godoy y a su familia partir de la rehabilitación el antiguo valido hacia 1830, se acordó reintegrarle los bienes muebles e inmuebles a sus familiares directos y cercanos. Habida cuenta que este palacio y sus extensas propiedades no conformaban los bienes anteriormente enajenados por el Estado sino que formaban parte de una vieja reclamación pecuniaria de la familia Branciforte a los Marcó del Pont, dado el apoyo de la familia Marcó del Pont a la causa carlista, el naciente Estado español liberal decidió obviar el decreto previamente publicado por Fernando VII en el cual exoneraba a los Marcó del Pont de cualquier obligación para con los Branciforte hasta no cumplirse primero la devolución por parte estatal de los empréstitos de gran envergadura que había hecho dicha familia a la familia real y aprobó la expropiación a los Marcó del Pont de su propiedad más representativa y la dación a la familia Branciforte de unos bienes que, pocos años antes, nunca habrían tenido el derecho a reclamar. Se puede interpretar este acto como una de las muchas consecuencias ineludibles y económicamente desastrosas que tuvo para la familia Marcó del Pont el apoyo a la causa carlista, lo que propició el declive de una familia que se puede comparar tanto por la cantidad de décadas como las cantidades astronómicas para la época, reconocidas por los respectivos monarcas SS.MM. Fernando VII, Carlos IV y Carlos III, como los Fugger de los siglos XVIII y XIX o los Tassin en Francia.

Con respecto a la reclamación de origen financiero, habida cuenta los escritos de la época, se explica de la siguiente manera: la familia Marcó del Pont había fundado a finales del siglo XVIII una Casa de Crédito, que eran las casas de créditos y bancos de la época, desde la cual concedían préstamos a terceras personas o entidades, entre ellas a los Cinco Gremios Mayores de Madrid, aceptando asimismo otros socios. Uno de estos socios era el marqués de Branciforte, cuñado de Manuel Godoy al estar desposado con su hermana. Varias décadas más tarde, después de una estrecha colaboración entre los Branciforte-Godoy y los Marcó del Pont en el ámbito financiero, la confianza quedó quebrada. El Marqués de Branciforte había acordado con el hermano de Napoleón Bonaparte, José Bonaparte, la financiación de la guerra contra los españoles, de la siguiente manera: el Marqués se comprometía a financiar con la enorme suma de 7 millones de reales la guerra de Bonaparte en España, y José Bonaparte le devolvería el favor multiplicado por tres, es decir, en 21 millones de reales, expropiando palacios, propiedades y negocios de aquellos españoles que no hubieran sido leales a su causa. Las expectativas creadas por las posibilidades que tal financiación de la guerra ofrecía hicieron que José Bonaparte concediera tres ducados a Branciforte, hecho inusitado en el usurpador José Bonaparte, que hasta esa fecha no había concedido merced nobiliaria alguna.

Como quiera que la familia Marcó del Pont, una vez tenida noticia de semejante trama, se negó a reintegrar a los Branciforte-Godoy una cantidad depositada en su banco, esto supuso el secuestro del padre de don Juan José Marcó del Pont en Vigo y la persecución de la familia por parte de las tropas bonapartistas y el inicio de un pleito económico que pretendió evitar Fernando VII protegiendo a los Marcó del Pont pero que tuvo otras consecuencias para dicha familia, habida cuenta el posterior apoyo económico y moral al reclamante carlista.

En términos económicos sería difícil establecer una comparación hoy en día con las cantidades reconocidas por el Estado y la Corona españoles, pudiendo darse la proporción de 10 a 1. Es decir, 1 millón de reales podría equivaler a 10 millones de euros. La cantidad reclamada por la familia Branciforte-Godoy asciende, habida cuenta la documentación abajo expuesta, a 7 millones de reales, la cantidad reconocida por parte del Estado y la Corona, que durante más de 40 años había sido prestada al Estado ascendería a 51 millones de reales. Para poder tener en cuenta el peso económico de la familia Marcó del Pont en la España de principios del siglo XIX, habría que establecer cifras comparativas, por ejemplo, si la familia Ducal de Osuna, considerada una de las más ricas de Europa con quienes los Marcó del Pont mantuvieron una estrecha relación epistolar que se puede encontrar en el Archivo Nacional, tenía unos ingresos anuales de 2 millones de reales, la familia Marcó del Pont registraba unos ingresos anuales de 1,5 millones de reales. Los negocios fueron entre otros, comercio de mercancías con barcos y puertos en ultramar, propiciando el desarrollo económico de la Galicia de fines del siglo XVIII, la recaudación de impuestos en la provincia de Pontevedra - en aquél tiempo la segunda provincia más poblada de la península, después de Madrid y antes que Barcelona y Sevilla -. Éxitos comerciales de la época, como la creación para el núcleo de comerciantes gallegos del Virreinato del Río de la Plata, cuyo primer síndico fue su hermano don Ventura Miguel Marcó del Pont, o la creación de la Real Compañía de Seguros Marítimos y Terrestres española, cuyos asignatarios en Pontevedra y en Vigo eran don Francisco-Genaro Ángel y Méndez de Sotomayor, y don Buenaventura Marcó del Pont, tío y padre respectivamente del posterior ministro de Hacienda.

La Casa-Palacio se conserva todavía conocida como Parque Clara Eugenia donde se puede ver la evolución de un palacio de corte neoclásico, construido por el arquitecto don Antonio Berete en 1762 sobre un antiguo caserón del duque de Alburquerque y encargado por el yerno del duque el marqués de Santa Cruz, vendido posteriormente por la marquesa viuda de Santa Cruz, segunda esposa del marqués y sus hijos a los Marcó del Pont en 1806, reutilizado y renovado múltiples veces desde su construcción. 

Juan José Marcó del Pont fallece en el Château de Pimpéan en 1848 y se le entierra en la capilla donde actualmente se encuentra su sepultura y otorga testamento a favor del Rey Carlos V, reconocido como Rey legítimo por varias monarquías europeas. Dado que Don Carlos V se vio obligado a un primer exilio en Bourges, Francia, sus partidarios se exiliaron en otras localidades francesas del centro o próximas a esta localidad. Aunque (tras abdicar en su hio Carlos VI) Don Carlos María Isidro partió hacia Austria para instalarse en Trieste, algunos partidarios permanecieron en Francia. La historia carlista liga indudablemente al ministro de Hacienda a este sector político.

Château de Pimpéan

Su vida es un ejemplo de apoyo hacia el Antiguo Régimen y en contra de ideas liberales de corte político. De rigurosa lealtad hacia la tradición borbónica conforme a una escala de valores compartida por el estamento más tradicional de la sociedad de aquella época. Llama poderosamente la atención la diversidad de actividades militares y mercantiles del ministro así como los usos y costumbres y el marco jurídico de una época convulsa que evolucionaba constantemente en los frentes político, económico, ultramarino y científico hacia caminos muy diversos, y donde el sentido fuera religioso, monárquico o esteticista predominaba sobre las ulteriores decisiones que tomaron cada uno de sus protagonistas.